La historia de la pintura ha tenido un desarrollo cronológico y estilicidio paralelo en gran medida al resto de las artes plásticas, si bien con diversas técnicas y materiales empleados en su confección hasta factores socio-culturales y estéticos, ya que cada pueblo y cada cultura ha desarrollado a lo largo del tiempo
distintos conceptos de plasmar la imagen que recibe del mundo circundante.
Hablar de los orígenes de la pintura supone hablar del
porqué del arte, de cómo se origina. Parece ser, pues, que ha de buscarse en el
momento en que nuestros antepasados empezaron a concebir sus objetos o su vida
con una intención más allá de la funcionalidad. Desde el descubrimientos de las
primeras muestras de este arte en Altamira hasta la actualidad, se han
realizado numerosos descubrimientos que han ayudado a con un cierto
esquema histórico y artístico para el estudio de esta pintura, cierto, pero
también para enfatizar su relatividad.
En el devenir de su historia, la pintura ha adoptado
diferentes formas, según los distintos medios y técnicas que la han guiado y se
han convertido en propios de cada una de ellas. Hasta el siglo XX, la pintura
se apoya, casi invariablemente, en el arte del dibujo. En occidente, la pintura
al fresco, que alcanzó su mayor grado de desarrollo a finales de la edad media
y durante el renacimiento, se basa en la aplicación de pintura sobre yeso
fresco o seco. Otra variedad antigua es la pintura al temple, que consiste en
aplicar pigmentos en polvo mezclados con yema de huevo sobre una superficie
preparada, que suele ser un lienzo sobre tabla.
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